Las APIs (Applications Programming Interface, o Interfaz de programación de aplicaciones) no son nuevas, pero nunca tuvieron una prominencia tan expresiva como en la actualidad. Impulsadas por el avance de lo digital, son esenciales para superar los desafíos de conectar personas, lugares, sistemas de datos y algoritmos, creando experiencias únicas para los usuarios y modelos de negocio innovadores.
No es casualidad que sean piezas clave en la arquitectura de una de las revoluciones de los mercados financieros, la Banca Abierta. A través de APIs abiertas, los participantes pueden intercambiar datos que prometen abrir horizontes para acercarse a los consumidores con servicios innovadores y tarifas atractivas.
Pero, después de todo, ¿qué son las APIs? Representan un conjunto de estándares de programación que, cuando están abiertos, permiten la integración, el acceso y la conversación entre dos o más plataformas. De esta forma, otros actores del sector son capaces de crear soluciones que funcionen en conjunto. Un ejemplo es Google Maps, con el que es posible desarrollar proyectos junto con este servicio.
Esta integración permite que al realizar un pedido a través de una aplicación de comida rápida, por ejemplo, identifique la ubicación por Google Maps, reenvíe ofertas de restaurantes de tu región y reciba el pedido a través de la plataforma. Al mismo tiempo, se integra con plataformas de medios de pago, etc. El cielo es el límite de la comodidad.
La gestión es esencial
La buena gestión de APIs se caracteriza por centralizar el control del programa de APIs. Y eso incluye monitoreo de acceso, métricas, monetización y flujos de trabajo para desarrolladores. Y lo más importante: confianza, agilidad y flexibilidad.
Otro punto relevante es que API Management asegura el cumplimiento de las políticas corporativas. Mantener ese control en la mano permite a las empresas responder rápidamente a las nuevas demandas de los clientes. Y además optimizar el tiempo, acelerar la creación de productos digitales y personalizar los servicios. Para que sean fáciles de usar y permitan esta aceleración, las APIs deben estar bien documentadas y tener un entorno de "caja de arena" en el que se puedan probar. Por lo tanto, la definición de una solución de gestión de APIs es extremadamente importante y puede proporcionar un ciclo de vida y una estructura de gobierno, generando reducción de costos y aumento de recursos.
La seguridad es todo
Es necesario explorar todo el potencial de las APIs, sin renunciar a la seguridad y la gobernanza de los datos. Para ello es imprescindible una buena gestión, consolidando el acceso en una única ubicación, para simplificar y agilizar el control y aumentar la seguridad. Las tecnologías permiten rastrear quién accede a las APIs, cuándo y con qué propósito. Este cuidado se vuelve vital en el escenario actual, dominado por lo digital e hiperconectado.
El Gateway de API es el principal punto de control para el tráfico de APIs y el único punto de entrada para los clientes, autenticando el tráfico y analizando su uso. Además, determina cómo los clientes interactúan con las APIs mediante el uso de políticas. Por lo tanto, es imperativo elegir una plataforma que proporcione características de seguridad API específicas, que ofrezca facilidad de uso, acelere el proceso de creación de puertas de enlace API y, al mismo tiempo, facilidad de escala en todo el ecosistema empresarial.
Lo importante es entender que el negocio de ahora y en un futuro muy cercano no se alineará con las demandas del mercado sin el uso de APIs. Son motores innegables de innovación de forma más rápida y colaborativa, haciendo a las empresas más competitivas.
Cualquiera que ingrese al mundo de las APIs abiertas abre horizontes de oportunidades, gana agilidad y acelera la transformación digital. Por estos y otros que llevan liderando cada vez más proyectos informáticos en empresas no quieren quedarse fuera de la economía digital. Ya no es una opción sumergirse en el mundo de las APIs, sino esencial.