El brote del virus COVID-19 (Coronavirus) se extendió rápidamente por todo el mundo, afectando su normal funcionamiento. La lejanía geográfica respecto de los primeros focos de infección y el hecho de que en el hemisferio Sur recién haya terminado el verano aún permiten que se puedan tomar acciones preventivas y cuidar nuestro entorno.
Una de las principales recomendaciones para combatir la propagación es reducir la concentración de personas y evitar los viajes de larga distancia. Por este motivo muchas empresas comenzaron a monitorear la situación para cuidar la salud de sus empleados. Se minimizaron o cancelaron viajes de negocios, eventos, reuniones globales y, en algunos casos, se habilitó de forma masiva el home working, que ya dejó de ser un beneficio opcional para convertirse en una obligación, principalmente para las personas que tienen que cumplir con el aislamiento obligatorio establecido por muchos gobiernos.
En este contexto y para dar continuidad a su negocio, la tecnología y las comunicaciones se convirtieron uno de los principales aliados de las empresas y es clave que los empleados, los clientes y proveedores sigan conectados a los sistemas corporativos y comunicados con el resto de sus colegas.
Una de las primeras opciones que surgen ante este escenario es la posibilidad de contar con servicios Cloud (en la nube), cuyo principal beneficio es la velocidad con la que pueden estar disponibles y la escalabilidad cuasi infinita que tienen ante los picos repentinos de consumo, a la vez que se mantienen los requisitos de seguridad y control.
Durante enero y febrero, los primeros reportes indican que los servicios de colaboración y videoconferencia en la nube se incrementaron entre 5 y 7 veces en cantidad de usuarios y que se duplicó la duración promedio de las sesiones. Actualmente, algunos de los principales proveedores globales de este tipo de soluciones ofrecen la posibilidad de aumentar la capacidad de sus plataformas a clientes (e incluso liberando versiones de prueba para quienes no lo son) para enfrentar esta crisis y la respuesta ante esta prueba de fuego es muy satisfactoria.
Por otro lado, prácticamente todas las empresas tienen servicios y sistemas críticos para la continuidad de su negocio que funcionan desde su propia infraestructura. Por lo tanto, deben evaluar la factibilidad y estar muy atentas a la demanda de consumo remoto de estas aplicaciones, para garantizar el acceso y la conectividad de los usuarios.
Cada organización deberá evaluar su situación particular, asesorarse adecuadamente, definir los procedimientos y arbitrar los medios que permitan adecuar sus redes, reasignar recursos, prestar especial atención a la seguridad y a la continuidad del servicio, con el objetivo principal de cuidar a su gente.