Tenemos muchos años de estar imaginando cómo será el trabajo del futuro. Supongo que todos nos lo empezamos a preguntar siendo chicos, cuando vimos los primeros trazos del teletrabajo, las videollamadas y las clases virtuales en Los Supersónicos. Probablemente muchos pensaron que ese futuro jamás llegarían a verlo, ¡Y acá estamos! Pero bueno, para hablar de lo que predijo esta serie animada hace más de 60 años ya hay miles de post en Internet.
Lo que nos interesa es hablar del turbulento viaje sin retorno hacia el trabajo del futuro, del que despegamos en marzo del 2020. En el post anterior llegamos a dos conclusiones: ese trabajo es híbrido (combina equipos remotos con presenciales) y dependemos de la tecnología para hacerlo que funcione.
¿Pero cómo lo hacemos? Porque del dicho al hecho, como decía mi abuela, siempre hay mucho trecho. Pongámoslo en perspectiva. La cabina de mando de un avión contiene instrumentos y controles que le permiten al piloto volar, dirigir y aterrizar el aparato. ¿Sería capaz un civil de subirse a un avión, sin saber lo mínimo y pilotear con éxito? Probablemente no podría ni siquiera mover la nave un metro. Entonces, ¿sería capaz una empresa de implementar el trabajo híbrido sin los instrumentos mínimos? Obviamente no.
El trabajo híbrido es una de las grandes tendencias actuales conjuntamente con la nube híbrida, en donde tenemos usuarios utilizando todo tipo de dispositivos, accediendo a todo tipo de aplicaciones, desde todo tipo de lugares. Es una locura, ¿cierto?
Como estamos tan conectados, a través de redes privada y públicas, accediendo a centros de datos privados y públicos, es que nos encontramos hoy con una nuevo desafío, que genera aún más turbulencia en nuestro viaje: ¿Qué pasa cuando algo no funciona? ¿Quién tiene la culpa? ¿Es un problema de la aplicación? ¿Es un problema de mi conexión local? ¡¿A quién llamo?!
Es por eso que ahora, entonces, apareció una nueva tendencia: observabilidad de las aplicaciones. Tenemos que controlar qué está pasando con nuestras aplicaciones en el momento en que está pasando, porque lo que esta muy claro es que en el segundo que mi aplicación no funcione el cliente no va a dudar en buscar otra.
Estas tres tendencias, nube híbrida, trabajo híbrido y observabilidad, son las palancas básicas de nuestro avión en el viaje hacia el trabajo del futuro que hacemos hoy. Como buen geek, a mi me fascinan los datos, poder sacar conclusiones fácticas, y no anecdóticas. Veamos entonces a continuación algunos datos que aportan visibilidad del panorama que tenemos en frente:
Esto nos revela algunos hallazgos. Por un lado, es evidente que el colaborador -no tanto así el empleador- se dio cuenta que puede trabajar diferente y por lo tanto va a buscar trabajos que le brinden las condiciones que desea.
Por el otro, el empleador necesita moverse del esquema de continuidad laboral (que adoptó desesperadamente al inicio de la pandemia cuando mandó a sus equipos a sus casas) a uno donde se profesionalice el trabajo remoto. Los trabajadores no van a volver a las oficinas en la forma que ustedes desean, es hora de aceptarlo.
El trabajo híbrido combina ambos hallazgos, y eso lo hace una escala importante en nuestro viaje. Ya conectamos a los colaboradores de forma remota, ya reforzamos su seguridad cibernética, ahora nos toca consolidar un modelo de trabajo mixto que sea efectivo y, sobre todo, permanente.
Las herramientas de colaboración son los instrumentos imprescindibles de nuestra cabina de mando, pero no son los únicos que necesitamos para facilitar nuestro aterrizaje.
Si el trabajo es híbrido, la oficina también debe serlo.
Para empezar, ya no necesito tener un espacio individual para cada colaborador, sobre todo si voy a tener una buena proporción de ellos de forma remota. Al contrario, genero espacios donde cualquier persona pueda sentarse, conectar su teléfono y automáticamente transformarlo en su escritorio virtual, con toda la información que necesita para trabajar, pero también con aplicativos que le permiten interactuar de forma remota con otros compañeros que no están en la oficina.
Ya vemos que el truco no solo está en el software, sino también en el hardware. Pero también está en la seguridad que pueda garantizarles a los que sí están presencial. ¿Recuerdan que el 97% pide cambios en las oficinas antes de regresar? Es precisamente esto.
La tecnología me permite dar seguridad física también (¡esto es lo que me apasiona de la tecnología!). Hay muchas herramientas que habilitan el espacio de trabajo híbrido más allá de la casa, en la oficina. Hablamos de Access Points que pueden controlar aforos en áreas comunes de colaboración o dispositivos de video que lo hagan en salas de reuniones, y generar alertas cuando no se están respetando las medidas sanitarias, sensores IoT que miden temperatura, switches para automatizar las luminarias, soluciones de conectividad inalámbrica, y más.
Cuando hablamos de trabajo híbrido, hablamos de conectar, asegurar y automatizar todo el flujo de trabajo, en la oficina, en la casa o donde sea que cada uno de nosotros decida trabajar, y para ello es necesaria una plataforma tecnológica que incluya soluciones de colaboración, seguridad, centros de datos, infraestructura de acceso inalámbrica y cableada, y acceso a las redes WAN que nos permitan seguir este viaje con la tranquilidad de saber que podremos superar las múltiples turbulencias que existen, para poder llegar al destino deseado: el trabajo del futuro.
Lo que más me motiva y entusiasma es saber que en Cisco contamos con un portafolio único y completo que acompaña a nuestros clientes en su viaje y les brinda todas las herramientas para manejar un equipo distribuido.
Nuestro viaje no acaba aquí, ¡esta es solo la primera escala! Sigamos descifrando juntos lo que hace falta para sobrevivir en la era del trabajo del futuro.